Compatibilidad entre el ciclismo y el running
Esta compatibilidad dependería sobretodo del tipo de ciclista que seamos, carretera, montaña, ciclocross o triatletas. También dependería de si somos ciclistas aficionados o profesionales.
Pero en terminos generales podemos decir que el ciclismo es compatible con el running pero, siempre como actividad secundaria. El principio de especificidad en cualquier deporte nos habla de una regla general y es que hay que entrenar sobretodo aquella disciplina en la que se va a competir. Por ello, cualquier actividad deportiva complementaria a nuestro deporte específico, en este caso la bicicleta, se suele realizar a principio de temporada y con una intensidad más baja.
Correr puede ser muy conveniente para alternar con el ciclismo, como forma de entrenamiento, puesto que mejora la densidad ósea, la capacidad pulmonar y el sistema cardiobascular. Se puede practicar en menos tiempo y sin depender tanto de la climatología o del acortamiento de los días. Cada vez son más los entrenadores que defienden este tipo de entrenamiento cruzado, e incluso, Schurter, campeón del mundo de MTB, apoya la idea de correr para aumentar el rendimiento en la bici, porque es una buena alternativa para esforzarse en los días con mal tiempo.
El trabajo muscular que realizamos al correr o al andar en bici es totalmente distinto y no se desarrollan las conexiones neuromusculares del ciclismo. Por este motivo si no estamos acostumbrados a correr, la transición deberá ser muy progresiva para evitar dolencias o lesiones. Comenzaremos, por ejemplo, alternando 5 minutos de carrera con 5 minutos andando y repetiremos varias series con esta cadencia. El objetivo es llegar a correr un máximo de 45 minutos seguidos, para después pasar a un entrenamiento específico, con subidas y con series de alta intensidad durante 3 a 5 minutos y con descansos intercalados.
Al incorporar esta nueva disciplina a nuestro entrenamiento para mejorar encima de la bicicleta sería aconsejable fortalecer el core. Igualmente aconsejable sería, que el día que salgamos a correr no saliesemos a andar en bici, como lo hacen por ejemplo, los ciclistas profesionales de ciclocross, que destinan 30 minutos de carrera un día a la semanay ese día no lo comparten con la actividad ciclista. En el caso de que nos encontrasemos con fuerza para realizar las dos actividades en el mismo día, la primera será siempre de mayor intensidad que la segunda.